Después de lo que me han parecido siglos de no escribir por aquí por fin vuelvo a las andadas para continuar la serie de "Iniciación al submarinismo". Entre vacaciones, trabajo, actividades varias, mudanzas, etc. no tenía tiempo ni para escribir aquí.
En esta entrada voy a tratar uno de los temas más importantes para un buceador en cuanto a seguridad concierne: nuestra propia actitud. Esto incluye desde la seriedad con la que nos tomamos una actividad hasta nuestra susceptibilidad al pánico.
Los que me conocen saben que mi actividad principal es la aviación desde muy pequeño y como piloto he descubierto que la actitud en todas las actividades de riesgo es la primera linea de defensa ante un accidente. El submarinismo no es una excepción a esta regla y hay que tener claro que ésta es una actividad de riesgo.
Respeto a las reglas:
Al poco que nos paremos a pensar en ello nos surgen un montón de preguntas de difícil respuesta: ¿cual es una buena actitud? ¿cómo se define? ¿es flexible? . Como novatos ¿cómo sabemos si nuestra actitud es correcta? ¿y la de los demás que saben más que yo?
Uno de los problemas de la percepción de las actitudes es que son subjetivas y ambiguas, no están definidas como un procedimiento o una ecuación matemática.
Para mí, una actitud correcta en este tipo de actividades debe ser fiel a los procedimientos aprendidos, al entrenamiento y a las reglas. Hay que ser cuidadoso con el material, con los briefings y no confiarse nunca.
Valoración de riesgos y mitigación:
En una actividad de este tipo tenemos siempre una serie de riesgos, y cada uno de ellos se puede clasificar acorde a la probabilidad de que acabe ocurriendo y a la gravedad de sus consecuencias.
En función de la gravedad y la probabilidad podemos decidir si un riesgo es aceptable o no según los criterios que nos marquemos. Y ahí está la piedra angular: los criterios. Cada uno tiene sus propios criterios pero aún así es conveniente que haya unos criterios básicos comunmente aceptados.
Para clarificar las cosas vamos a poner un par de ejemplos:
Supongamos una inmersión a 15 metros de máxima profundidad con monobotella de 12L, equipo recreativo estandar (ver la entrada del blog: El equipo), en aguas abiertas sin techo real y con un compañero bien entrenado. Hay muchos riesgos en los que podríamos pensar:
- Avería del BCD
- Fallo de primera etapa
- Enredarnos en un cabo
- Desorientarnos y perdernos
- Que nos ataque el kraken ....
Y todos los que querais pero para este ejemplo supongamos que valoramos como riesgo el fallo de la primera etapa (la única que llevamos). ¿Qué probabilidad hay de que eso ocurra? pues si llevamos un mantenimiento adecuado la probabilidad es baja. ¿Y la gravedad de las consecuencias? Teniendo en cuenta que estamos a 15 metros junto a un compañero bien entrenado con salida directa a superficie pues como mucho la gravedad seria media o leve en todo caso. Este riesgo según mi criterio es aceptable (ver tabla).
Siguiendo con este ejemplo vamos a suponer la misma situación pero cambiando un par de parámetros: Inmersión a 40 metros con monobotella de 12L, equipo recreativo estandar, aguas abiertas sin techo real y con un compañero tan pardillo como nosotros que se ha dejado engañar para hacer esta inmersión al salir del curso de OWD. Si entramos a valorar el mismo riesgo de fallo de la primera etapa (sigue siendo la única que llevamos) la probabilidad sigue siendo baja pero las consecuencias ya no son leves si no graves. Esto convierte este riesgo en inaceptable.
Cuando hay un riesgo inaceptable básicamente hay que aplicar acciones de mitigación de ese riesgo. La primera acción de mitigación disponible SIEMPRE es no hacer la inmersión, sin embargo normalmente querremos hacerla así que tenemos que buscar otras acciones que rebajen la probabilidad de que suceda ese riesgo o bien la gravedad de las consecuencias.
En el ejemplo tratado de la inmersión a 40 metros en la que valorábamos el riesgo de fallo de la primera etapa hay varias cosas que podemos hacer para mitigar el riesgo: Llevar redundancia de gas, cambiar de compañero, etc. Esto hace que las consecuencias y/o la probabilidad se reduzcan.
La acción de mitigación por excelencia para la gran mayoría de riesgos es el entrenamiento continuo, no lo olvideis.
Influencia del grupo:
Es indiscutible que la actitud es algo propio personal de cada uno, sin embargo al estar en un grupo puede verse influenciada por la de los demás.
http://www.jarmansystems.co.uk/personal/david/hobbies/scuba/malta_sep_08/malta_2008.htm |
Seguro que en alguna ocasión mientras íbamos con un grupo hemos acabado haciendo algo que no nos apetecía o que no estábamos seguros de hacer porqué todos los demás lo han hecho o porqué nos han empujado a ello. La pregunta es: ¿Por qué lo hicimos? Pues en estos casos es muy común la siguiente respuesta: Por miedo al rechazo social o por "lo que van a decir de mí". En una actividad corriente sin riesgos o con riesgos mínimos en situaciones controladas esta actitud no tendrá más consecuencias, pero la cosa cambia en una actividad de riesgo cuyas consecuencias pudieran ser graves.
Ahí entra el miedo a decir que "no", a abortar una actividad a tiempo. Por mucha presión que os metan los demás al final sois vosotros los que os vais a meter en un lío al que os han arrastrado.
Recordad, valorad los riesgos, valorad la situación y valorad vuestra capacidad para esa inmersión en concreto; entonces decidid.
Interesante articulo lo hemos compartido en nuestro twitter!
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, esto ayuda a seguir publicando.
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